17 de febrero de 2013

Caza de patos con la escopeta Doppietta de Pedersoli

Esta fué una espléndida jornada de tarde otoñal entre amigos, en la que tuvimos un montón de lances con los patos, para cuya caza seleccionamos la escopeta de avancarga Doppietta de Pedersoli en calibre 12.



 Hacer coincidir el mismo día a varias personas, el calendario de caza y que acompañase la meteorología, no fué nada fácil, pero desde hacía algún tiempo nos habíamos prometido hacer lo posible para practicar un día la caza de patos, y así evaluar esta modalidad cinegética con armas de avancarga. A decir verdad no teníamos ya dudas sobre la validez técnica de la Doppietta de Pedersoli, si acaso solo temíamos la posibilidad de poder acabar alguno de nosotros en el agua y no precisamente por gusto a la natación....  No habíamos pensado en ello!!  El problema, en este caso, sería intentar no mojar la carga, de lo contrario nos veríamos obligados a una serie de procedimientos que nos harían perder el valioso tiempo del que disponíamos para dedicar a la actividad de la caza.


   Afortunadamente no sucedió nada de todo esto, y la mañana transcurrió con agradable serenidad, muchas recargas, un buen trabajo de los perros y  también unos buenos tiros, que han puesto en evidencia la perfecta funcionalidad de esta escopeta también en este tipo de caza. Ya hemos cazado bastante con la pólvora negra y con estas bellas armas, por lo que, en los preparativos del día anterior a la caza, no sufrimos el nerviosismo que siempre sobreviene cuando no se sabe lo que será necesario,ahora gracias a la experiencia, ya acostumbramos a tener todo lo necesario bien preparado en el morral.



   Repetimos, hasta el aburrimiento, que manejar un arma requiere de una cierta prudencia y que tratándose de avancarga requiere una dosis doble  de atención, especialmente si, como en nuestro caso, es de dos cañones. Mi amigo Tumbiolo nos ayuda en la preparación de las cargas individuales con 90 grains de pólvora negra, la Wano FFg alemana, importada por Pedersoli y ya utilizada en anteriores experiencias, que llevamos  en tubitos de plástico antiestático, cómodamente alojados en el bolso derecho de la cazadora; junto a estos las tapetas de cartón y los tacos de fieltro engrasado. Siempre en la derecha incluimos también la caja de pistones, previamente llena. En el bolsillo izquierdo la perdigonera de piel suave con los perdigones del nº6, debería llevarse al hombro, pero nos concedemos esta pequeña licencia. Hemos regulado el dosificador a un poco más de lo tradicional para el calibre 12, con 36 gramos de plomo, que será una buena carga para los patos.

   Comenzamos la operación apoyando el arma en el pie, así la culata no se ensucia, echando la polvora del cañón izquierdo, sellando con una tapeta de cartón seguida de un taco de fieltro engrasado y repitiendo la misma operación para el cañón derecho, con la baqueta atacamos uno y después el otro, empujando hasta el  fondo del cañón, y por último ponemos una nueva tapeta de cartón. Se pasa luego a la carga de perdigones,  vaciando el dosificador alternativamente en los dos cañones, siempre seguidamente ponemos una tapeta de cartón tapando el cañón municionado  que servirá de testigo de la operación realizada.

   Con los perros ya preparados, montamos los martillos y ya está todo listo.... con los acertados movimientos de los batidores comienzan a moverse los patos, que en varias ocasiones , llegan a nuestras posturas, observamos de nuevo donde se encuentran los perros poco antes del momento en que pensamos poder hacer fuego. Disparo con un gran estruendo al pato que me pasa cruzado, dándole al tiro ese pequeño anticipo que me parece conveniente para compensar la mínima diferencia entre este disparo de pólvora negra y uno de pólvora nitro, pero las diferencias percibidas son realmente mínimas. Por el contrario, la carga es perfecta, incluyendo también los tacos-tapeta que nos parece que están a la altura de la situación, buena señal de ello es la gran velocidad de los perdigones y la perfecta apertura de los mismos, este tipo de carga desempeña muy bien su función de obturación de los gases.



 

   

   Nuestra pointer se comporta muy bien en los cobros en agua, elemento que normalmente no gusta a esta raza, y es ayudada por la bretona del dueño del coto. El cielo despejado deja que el sol suba un poco más arriba y se suaviza la temperatura de cero grados que teníamos al comienzo de la mañana, por lo que los perros, muy motivados por las aves caídas se meten gustosamente al agua para realizar el cobro.


   Hemos terminado nuestra experiencia avancarguera con los patos, consiguiendo alcanzar nuestras expectativas con una percha de seis. No parece un mal número comparado con este tipo de cacería en otros tiempos y actualmente en otros lugares.... encontramos que todo el despliegue de la avancarga llena de mayor encanto estas sutilezas mentales que enriquecen y gratifican a quién llega a practicarla. Quizás lo hemos dicho ya, pero se está convirtiendo en una interesante realidad el encontrarse cada día más gente que gusta de cazar como se hacía antaño, disfrutando de la calidad y no de la cantidad.



Artículo escrito por Emanuele Tabasso
Fotos de Vincenzo Tumbiolo

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